A través de la Encuesta Nacional de Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Población (CONAPO) encontraron que el 98.7 por ciento de las mujeres mexicanas de 15 a 49 años de edad conocía al menos un método anticonceptivo, pero solamente 51.6 por ciento usaba alguno.
En México, la falta de información sobre contracepción ha provocado que los métodos anticonceptivos se usen de forma equivocada, se abuse de ellos o, simplemente, no sean empleados, situación que deriva en embarazos no deseados, necesidades de planificación familiar insatisfechas y abortos peligrosos, los cuales, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), representan el 13 por ciento de las muerte maternas a nivel global.
Pero la escasa información no es la única culpable de esta situación, los tabúes también forman parte de este panorama.
Información proporcionada por Statista con base en una encuesta realizada por el laboratorio de ideas Pew Research Center, muestra los puntos de vista globales sobre el uso de anticonceptivos a partir de 2013.
En la gráfica es posible apreciar que en países como Pakistán, Nigeria y Ghana, más de la mitad de las personas cree que el uso de anticonceptivos es inmoral, mientras que en 17 países menos del 10 por ciento de los encuestados comparten la misma opinión.
En tanto, en México, 14 por ciento de las personas sigue creyendo que el uso de métodos anticonceptivos es un acto inmoral, si bien el 63 por ciento piensan que es aceptable y el 18 por ciento opina que no es una cuestión de moral.
No obstante, al margen de los tabúes sobre el uso de anticonceptivos, existe un factor que podría ayudar a revertir esta situación: el asesoramiento en consulta médica.
La Secretaría de Salud, a través de la Dirección General de Salud Reproductiva, ha señalado desde hace tiempo que el paciente necesita hacer una elección bien informada acerca del uso o no de anticonceptivos y, para ello, resulta fundamental disponer de un entorno confidencial donde se brinde el asesoramiento apropiado.
Muchas veces, señala este organismo, las personas que solicitan anticoncepción ya han decidido cuál método desean usar (además de que han eliminado los tabús que las acechaban), si bien pueden no tener muy claro cómo hacerlo, motivo por el cual los proveedores de salud deben dejar que ellas elijan libremente, a menos que el método no esté disponible o esté contraindicado por razones médicas o estilo de vida.
En otros casos, cuando el paciente quiera que el profesional de la salud elija el anticonceptivo más adecuado para su caso en particular, el facultativo debe analizar a conciencia la variedad de opciones y considerar e informar sobre el riesgo relativo al contagio de enfermedades de transmisión sexual y VIH pues, ante la desinformación y lo mitos, sólo el médico resulta capaz de animar a los pacientes a pensar no solamente en el riesgo de embarazo y las posibles compilaciones de un aborto, también en la forma en que se puede proteger la salud propia y la de los compañeros sexuales.
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