Cuando se trata de poner la salud en manos de un especialista, la confianza es un elemento esencial, pues todo paciente necesita sentirse seguro de que la persona que se encuentra frente a ellos será la indicada para ayudarle. Desafortunadamente, como ocurre con cualquier profesión, en el camino es fácil encontrarse tanto con médicos dedicados 100 por ciento a sus pacientes, como con aquellos que les generen sensaciones de incomodidad e inseguridad, ya sea por su poco control de la información médica, poco interés hacia su pacientes o algún otro defecto.
A continuación te presentamos algunas claves sencillas que te ayudarán a ser reconocido como un buen médico y aumentar la confianza de tus pacientes hacia tu persona:
1.- Si bien tú no escogiste a tus pacientes, recuerda que generalmente ellos tampoco cuentan con la posibilidad de eligir a su médico basándose en sus cualidades profesionales. De hecho, en la mayoría de los sistemas de salud público a nivel mundial el médico es asignado de forma indistinta, siendo la única posibilidad de escoger a un médico basado en su reputación cuando se acude a instituciones privadas, y en la gran mayoría de estos casos existe una recomendación previa de algún familiar o amigo.
2.- Para lograr el reconocimiento de tus pacientes es indispensable preocuparte verdaderamente por ellos. No basta sólo con escucharlos, sino que es necesario hacerles preguntas y cuestionarle sobre sus hábitos, molestias recientes y antecedentes de salud que te permitan elaborar un adecuado historial clínico. Siempre hazle sentir tu interés y disposición para ayudarlo con cualquier mal que le pueda aquejar.
3.- Uno de los factores más determinantes en una consulta es el tiempo que le dedicas a tus pacientes. Muchas veces tus pacientes salen del consultorio con la sensación de que han sido “despachados” con una gran rapidez, lo cual los dejará con la duda si en verdad el médico que les atendió es bueno o no.
Recuerda que un buen médico no apresura la consulta, no luce acelerado y normalmente trabaja estableciendo un tiempo razonable entre paciente y paciente con el fin de dedicarle a cada uno de ellos la atención que merece.
4.- Un buen médico no es únicamente aquel que puede resolverlo todo, sino también aquel que sabe reconocer el límite de sus capacidades y es capaz de solicitar ayuda de algún otro especialista. En muchas ocasiones los médicos remiten a sus pacientes a otro profesional de la salud sin dar explicaciones claras; recuerda que un buen profesional lo hace informando con detalle al paciente porqué se toma tal o cual decisión, así como la manera en que su colega podrá auxiliarle.
Es normal que los médicos apliquen diversos tratamientos sin éxito, para posteriormente enviar al paciente con un especialista o en búsqueda de una segunda opinión. En estos casos debe ser obligatorio informarle al paciente la razón de dicha decisión.
5.- Ir a consulta, recibir un tratamiento y llegar a casa sin conocer las razones para seguirlo es una situación común a la que se enfrentan los pacientes. Si bien es cierto que muchos pacientes no se toman la molestia de hacer preguntas, es labor de un buen médico explicar con detalle el diagnóstico y el tratamiento a seguir (cómo y cuánto tiempo tardarán en verse los efectos) aún cuando no exista una pregunta por parte del paciente.
6.- Un médico eficiente no sólo prescribirá un tratamiento, además de ello ofrecerá al paciente todos los consejos necesarios para una pronta recuperación. Por ejemplo, un paciente que sufre de Síndrome de Colón Irritable no sólo necesita de medicamentos, sino también cuidar sus niveles de estrés y su dieta.
Recuerda que la respuesta no siempre está en los fármacos. Los cuidados complementarios también son factores que contribuyen a la eficacia del tratamiento.
Cuando un médico muestra todas las señales anteriores (o la mayoría de ellas) resulta en extremo sencillo que un paciente se sienta seguro en sus manos, lo cual inevitablemente derivará en una relación de confianza en la que el paciente se encuentra a gusto con su médico y no teme preguntar o aclarar cualquier duda.
Recuerda tampoco hablar a tus pacientes con regaños, pues la relación médico-paciente no debe encontrarse basada en el miedo o las amenazas. Como médico es tu obligación ubicar al paciente dentro de sus tres esferas bio-psico-social, buscando siempre su bienestar integral, encontrando el equilibrio entre las tres para ayudarlo a mejorar su estilo y calidad de vida, especialmente respetando sus decisiones.
