La historia es muy importante porque permite conocernos mejor a nosotros mismos y a nuestros antepasados, lo cual ayuda para comprender el presente y tener una mayor perspectiva de lo que se puede esperar a futuro. En ese sentido, los conocimientos históricos se pueden aplicar en todos los sentidos y la Medicina no es la excepción.
Mientras que en el pasado se logró descubrir que los primeros casos de cáncer de mama de la historia se remontan al año 2 mil A.C. en Egipto durante la era faraónica, ahora una investigación realizada por el Instituto Catalán de Oncología y el Centro Nacional de Investigaciones de Francia (CNRS) demostró que el Virus del Papiloma Humano (VPH) fue introducido a los humanos “modernos” a través de los encuentros sexuales que mantuvieron los neandertales con los denisovanos hace miles de años.
Aunque el VPH no puede ser estudiado a través de los restos óseos de humanos antiguos ni de neandertales y denisovanos debido a que el virus no puede ser detectado en los huesos, los investigadores aislaron el virus de primates para realizar estudios genómicos virales para determinar la divergencia de las variantes de VPH de sus ancestros comunes más recientes.
Se sabe hace tiempo que entre Homo sapiens y Homo neanderthalensis hubo intercambio genético porque todos llevamos dentro entre un 2 por ciento y un 4 por ciento de ADN neandertal, y este legado, aparte de ser responsable de algunas de nuestras características fisiológicas, está relacionado con trastornos como la adicción a la nicotina y la depresión. Ahora también pudimos comprobar que las infecciones por VPH también son una consecuencia de aquellos encuentros casuales.
Finalmente, si nos trasladamos al presente, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el VPH es la infección de transmisión sexual más frecuente en la actualidad porque se estima que cada año 5 millones de personas a nivel global la adquieren.