En el país, el tema de acceso a la información es uno de los más importantes. El año pasado, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) presumió su calificación de 91.7 puntos sobre 100 que le otorgó el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) en esta dimensión. A escala global se observa una tendencia similar.
Sin embargo, es posible que estos esfuerzos se estén retrasando accidentalmente. Así lo apunta Gary Kaplan en el Harvard Business Review (HBR). El CEO del Sistema de Salud Virginia Mason señala que una política de transparencia hacia los pacientes no puede funcionar correctamente si primero no hay un buen flujo de información dentro de la organización misma.
Afirma que solo con una transparencia a todos los niveles se puede obtener un beneficio tangible para los pacientes. En este sentido, apuntó que se deben presentar tres condiciones:
Eliminar las barreras a la transparencia interna
Kaplan señala que hay una reticencia a señalar errores. Como los tomadores de decisiones no pueden estar al pendiente de todo, deben convertir a sus equipos en evaluadores del mismo. Cada persona, sin importar su posición, debe saberse en la obligación de buscar estas fallas e indicarlas. Solo así se puede aumentar de forma sostenida la calidad y seguridad de la atención
Crear una cultura de cero culpa
Este enfoque en transparencia debe venir de los líderes. Si los administradores establecen una cultura de responsabilidad común, afirma Kaplan, se motiva a los colaboradores a ser parte del cambio de forma proactiva. Se deben ver los señalamientos como una oportunidad de mejora, no como críticas o rebeliones. Solo así se podrán detectar y corregir a tiempo las fallas en la atención.
Aplicar un cambio de paradigma
En instituciones donde la transparencia no se conciba de esta manera, se debe cambiar el funcionamiento organizacional. Kaplan apunta que esta transformación no sucede rápidamente, pero es fundamental. Para que todas las personas se sepan parte del cambio, se necesita un contacto constante para informar por qué sucede esta evolución. Más importante aún, es un proceso que probablemente tome años concretar, pero que vale la pena para mejorar la atención.