En una época previa a las radiografías, tomografías y ecografías, los testimonios de la Medicina solían quedar grabados en los lienzos de pintores que ejercían como periodistas, por ello, al analizar un cuadro pueden descubrirse determinadas patologías, o bien, tener aproximaciones al estudio de la Medicina que se efectuaba en otras épocas.
Imagen: Lección de anatomía del profesor Nicolaes Tulp, Rembrandt (1632)
A finales del siglo XVI y principios del XVII, entre Holanda y Flandes aparecieron, por ejemplo, las famosas lecciones de anatomía que trataban de dejar constancia sobre las reuniones y avances de cirujanos. Asimismo, en el siglo XVII proliferaron cuadros con pacientes “enfermos de amor”, particularmente mujeres jóvenes de color lechoso, claramente incómodas, con dolores de cabeza y aparentes problemas de tiroides.
Imagen: La visita del médico, Gabriël Metsu (1660-1667)
Durante el siglo XIX, los pintores dieron testimonio de las enfermedades predominantes, como la tuberculosis.
Imagen: La Miseria, Cristóbal Rojas (1886).
En el siglo XX, los avances tecnológicos cambiaron las viejas prácticas, creencias, y la forma de reportar hechos históricos, por ello ya no solamente se contaba con libros y lienzos, también con periódicos y, más tarde, con la imagenología como fuente documental del ejercicio médico, no obstante, las grandes obras de Rembrandt, Goya o El Bosco, por ejemplo, permanecerán como testimonio de la Historia de la Medicina.