El uso de los llamados “potenciadores cognitivos” o “drogas inteligentes”, como antidepresivos y betabloquedores se encuentra cada vez más extendido, incluso entre médicos. Sus usos van desde aumentar la energía y cambiar el estado de ánimo, hasta dormir menos horas, lo que muchas veces es necesario para responder a trabajos muy demandantes.
En 2008 una encuesta en línea hecha por Nature a mil 400 personas de 60 países sobre el uso de betabloqueadores, metilfenidato (Ritalin) y modafinilo, encontró que 1 de cada 5 individuos estaba usando drogas para mejorar su atención, concentración o la memoria.
En tanto, una encuesta aplicada a unos 5 mil trabajadores de una compañía de seguros en Alemania encontró que 6.7 por ciento de los mismos utilizaba drogas inteligentes para mejorar su rendimiento o hacer frente a la ansiedad, mientras que en 2009 el porcentaje era apenas de 4.7.
Médicos privados de sueño podrían beneficiarse del uso de modafinilo en situaciones que demandan procesamiento eficiente de información, pensamiento flexible y toma de decisiones bajo presión; sin embargo, aunque estudios sobre el uso de esta sustancia han reportado bajos efectos secundarios, se requieren investigaciones más amplias sobre sus efectos a largo plazo en personas sanas.
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