Yu Hu, un ciudadano chino, nunca se imaginó lo que llegaría a suceder después de haberle confesado a su esposa que era homosexual.
Desde luego, la mujer de Yu no tardó en pedirle el divorcio, pero lo peor estaba por venir, ya que fue la propia familia del ex esposo la que decidió internarlo a la fuerza en una clínica psiquiátrica para “curar” su homosexualidad, a pesar de que en China no se considera a esta condición como una enfermedad mental desde 2001.
“El calvario que sufrió Yu Hu durante 19 días no es un caso aislado”, dice Sha Sheng, integrante de una ONG que lucha por los derechos de la comunidad lésbico-gay en China.
“A pesar de que las leyes han evolucionado, aún existen las llamadas terapias de conversión”, menciona el activista chino. “La historia de Yu es una historia de horror ya que fue golpeado por los empleados de la clínica y tuvo que consumir medicamento que supuestamente corregiría su orientación sexual”.
De acuerdo a medios locales, Yu Hu fue liberado por la policía al cabo de 19 días, después de que la ONG alertara a las autoridades sobre lo que ocurría en aquél “centro de salud”.
En China, la homosexualidad quedó fuera de la lista de enfermedades mentales en 2011. “Desde entonces, hemos tenido una mejor aceptación, pero aún persiste la discriminación y mucha gente, sobre todo jóvenes, sufren una gran presión de sus familiares, por lo que llegan al punto de casarse con una mujer para hacer felices a sus padres. Es una cuestión de costumbres”, señala Sha Sheng.
Es importante mencionar que las famosas “terapias de conversión”, según los expertos, no son consideradas como tratamientos científicos por lo que son muy peligrosas. “En China numerosas clínicas siguen practicando estas terapias y no dudan en abusar de la angustia de las personas homosexuales o de la preocupación de sus familias”, afirma el joven activista.
