De acuerdo con la presidenta de la Fundación de Cuidados Paliativos, la doctora María de los Ángeles Arenas, es poco probable que un médico sepa diferenciar entre un medicamento real y uno falso.
En contexto con lo ocurrido en Veracruz, en donde hace un par de semanas se descubrió que las autoridades sanitarias de aquella entidad habrían administrado agua destilada a niños con cáncer, en vez del tratamiento correspondiente de quimioterapia.
Al respecto, la especialista señaló que es casi imposible que los médicos encargados de administrar el supuesto medicamento pudieran darse cuenta del problema, ya que “las autoridades son las encargadas de recibir los fármacos y por lo general los médicos no están facultados ni cuentan con la posibilidad de averiguar si el medicamento que la autoridad adquirió es efectivo”.
Si observo que el paciente no responde al tratamiento como yo espero, entonces puedo poner en duda la efectividad del mismo, pero casi siempre recibimos instrucciones por parte de las autoridades para seguir aplicando determinado tratamiento. O a veces, el médico podría cambiarlo por otro medicamento que tenga a la mano.
Aseguró que, de ser verdad lo ocurrido en Veracruz, se trataría de una situación reprobable, fuera de toda ética médica. “Como médicos no podemos jugar con la vida de nuestros pacientes. Las autoridades incurrieron en un acto de muerte, pues los niños no estaban recibiendo ningún beneficio”, comentó.