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Ser demasiado "sabio" puede ser contraproducente en el consultorio
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“No sea demasiado sabio. Las enfermedades más comunes ocurren con mayor frecuencia”

El ejercicio de la Medicina es fundamental para la supresión de diferentes patologías y enfermedades; sigue estos consejos para mejorar tu práctica médica
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especialidades médicas en México

No hace mucho tiempo se tuvo la oportunidad de retomar, en un artículo, un estudio publicado por Irvine H. en el volumen 90 de la revista especializada Archives of Otorinolaringology, en el mes de julio del año de 1969. Un documento que a casi 40 años de su existencia mantiene cosas interesantes para la práctica médica en el diagnóstico y tratamiento de diferentes tipos de patologías y enfermedades.

Por esa razón, revisa estos 4 consejos para perfeccionar tu práctica médico, de acuerdo con uno de los investigadores más destacados de la Asociación Americana de Psicología.

4 consejos para perfeccionar tu práctica médica

1. No sea demasiado sabio.

Recuerde que las enfermedades más comunes ocurren con mayor frecuencia, piense primero en ellas.

A esto podemos agregar que aun las manifestaciones menos frecuentes de las enfermedades comunes, son más frecuentes que las manifestaciones más usuales de las enfermedades raras. Como tampoco podemos dejar de considerar que ninguna enfermedad es rara para el paciente que la padece, podemos inferir la siguiente regla: piense primero en lo común, sin olvidar lo raro.

En los casos de difícil diagnóstico, diagnósticos complejos, o que han sido vistos varias veces y aún no están definidos, extreme las medidas, realice el interrogatorio lo más completo posible, haga el examen físico más minucioso, razone sin prisa, revise la bibliografía, busque una segunda opinión, utilice la experiencia, la lógica, el sentido común; agote los recursos diagnósticos, sin abusar de ellos; discuta el caso en colectivo, y ponga todos los medios necesarios al servicio del paciente.

Es muy importante seguir estrechamente la evolución del paciente y examinarlo las veces que sea necesario.

2. No realice en sus pacientes ningún examen que usted no haría en sí mismo, o en sus familiares en idénticas circunstancias.

No indique exceso de exámenes que eventualmente puedan colocar a su paciente en riesgo de complicaciones iatrogénicas.

Aquí, podemos volver a repetir que los exámenes complementarios deben ser orientados por el juicio clínico, después de haber formulado una hipótesis diagnóstica. Nunca mande exámenes “para ver qué encontramos”.

Debemos saber de cada examen complementario su sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo, según el estado evolutivo de la enfermedad. Hasta un estudio de imagen, interpretado fuera del contexto clínico del paciente, puede carecer de significado y conducir a errores.

3. Use las nuevas drogas con cautela.

Es preferible manejar pocos medicamentos básicos con pericia y seguridad, que utilizar los medicamentos más novedosos, que aún no poseen una sólida base experimental.

Muchas enfermedades iatrogénicas son consecuencias del uso indiscriminado o excesivo de drogas, como por ejemplo, los antibióticos, los tranquilizantes, los esteroides y los antiinflamatorios. Por otro lado, es importante considerar el aspecto psicológico de los casos y usar el sentido común. También forma parte del arte de la medicina sacar provecho del uso del placebo, eficaz en muchos casos.

Podemos añadir también que es muy importante utilizar el recurso terapéutico de la entrevista y de la relación médico-paciente. No debemos sustituir los medicamentos que utilizamos hace años con éxito para tratar problemas de salud comunes, por los de “nueva generación”, que a veces se apoyan en evidencias dudosas y en la propaganda de la poderosa industria farmacéutica.

Debemos recordar que muchos de los problemas de nuestros pacientes son emocionales y se resuelven con una buena dosis de comunicación y afecto. La medicina es ante todo el arte y la ciencia del conocimiento humano, y muchas personas buscan en los médicos el lado mágico, místico de la medicina. Es indispensable para el Médico de Familia dominar la técnica de la sonrisa en los labios y la palmada en los hombros.

4. Conózcase a sí mismo: 

Sus fortalezas y debilidades, extraiga frutos de su insatisfacción con el trabajo, cultive su curiosidad acerca de las enfermedades, pero trate tan bien al enfermo como a la enfermedad.

Cuando tenga dudas, consulte a los más experimentados, cultive el sentido del humor y el verdadero sentido de la humildad. No permita que la admiración de los pacientes influya en su razocinio y conducta.

El médico debe tratar de crecer continuamente con su trabajo, pues la verdadera experiencia no consiste en ver mucho, sino en ver inteligemente. Las experiencias agrupadas y sistematizadas, y el sentido común entrenado y organizado, constituyen bases de la maestría clínica.

Tampoco podemos olvidar que es tan importante saber qué clase de paciente tiene la enfermedad, como saber qué clase de enfermedad tiene el paciente. Hace un siglo Osler definió que el buen médico, además de conocimientos, tiene que ser 3H: humor, humanidad y humildad.

 

Imagen: Bigstock

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