Actualmente la creación de vacunas convencionales implica un extenuante y complejo trabajo de laboratorio, desde la cultivación de los microorganismos que servirán de base para la dosis y hasta la adición de sustancias para potenciar sus efectos. Sin embargo, un grupo de mexicanos ha sido reconocido por su investigación para desarrollar métodos de producción innovadores.
Durante la Reunión Anual de la Sociedad Norteamericana de Fitoquímica, llevada a cabo en las instalaciones de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), se reconoció el trabajo del investigador Sergio Rosales Mendoza y su equipo de colaboradores en el desarrollo de vacunas verdes, sintetizadas a partir de la modificación genética de especímenes vegetales.
El equipo de Rosales Mendoza pertenece al Laboratorio de Farmacéuticos y Recombinantes y al Centro de Investigación en Ciencias de la Salud y Biomedicina de la UASLP. También cuentan con el apoyo de expertos del Centro de Investigaciones del Noroeste (CIBNor) en Baja California Sur, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y laboratorios en Estados Unidos y Europa.
Rosales Mendoza afirmó que las vacunas verdes pueden convertirse en una alternativa a las dosis tradicionales. Apuntó cómo el proceso de producción convencional requiere un costoso método cultivación y una infraestructura sofisticada fuera del alcance de algunas poblaciones. Así, su método prevé generar fármacos seguros con un gasto reducido.
Según la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP, el equipo de investigación lleva trabajando durante 10 años en el proyecto de las vacunas verdes, ya que es una innovación de largo plazo. Esta tecnología utiliza ingeniería genética en las plantas para producir antígenos equivalentes a los convencionales. Hasta ahora, los resultados han sido prometedores.
Cuando recibió el reconocimiento, Rosales Mendoza aseguró que la difusión de avances científicos como el de las vacunas verdes puede ayudar a detener el avance de los movimientos antivacunas. Afirmó que esa misma información oportuna a la población en general también reduce el estigma que todavía existe en la sociedad a los productos transgénicos.
Se espera que en los próximos cinco años las vacunas verdes esté preparadas para iniciar pruebas clínicas en seres humanos. A partir de ese momento, los estudios previos a la comercialización de la tecnología podrían durar otros 10 años.
