El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó por unanimidad una resolución que reafirma que instalaciones y personal médico deben ser protegidos totalmente durante los conflictos armados, pues ataques a hospitales y clínicas pueden ser considerados crímenes de guerra.
Adoptar esta resolución permitirá “luchar contra la impunidad ante los horrores de los cuales son víctimas los hospitales y el personal médico en los conflictos armados”, declaró el embajador francés Francois Delattre.
La resolución preparada por Egipto (país que preside el Consejo de Seguridad durante este mes de mayo), Uruguay, España y Nueva Zelanda, entre otras naciones, retoma disposiciones de derecho humano internacional.
Habitualmente, el Consejo de Seguridad condena los bombardeos a hospitales y clínicas dentro de textos más generales, pero ésta es la primera resolución específica sobre el tema, la cual se da tras los ataques recientes a instalaciones sanitarias en Afganistán, Yemen, así como en Siria, donde en los últimos diez días seis hospitales han sido alcanzados por los enfrentamientos en la ciudad de Alepo.
Al respecto, Joanne Liu, presidenta de Médicos Sin Fronteras, denunció que aunque el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene el mandato específico de impulsar la paz y la seguridad mundial, cuatro de sus miembros permanentes lo han violado, pues “en varios grados han sido asociados con coaliciones responsables de ataques a estructuras de salud durante el último año”, dijo al referirse a los ataques recientes efectuados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán, que incluye a Francia, Reino Unido y Estados Unidos.
En octubre de 2015 una incursión estadounidense en un hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz, capital de la provincia afgana de Qundūz, arrojó un saldo de 42 muertos.
Hasta ahora, el único miembro permanente del consejo que no ha sido vinculado con ataques recientes a hospitales en zonas bélicas es China.
