Médicos de la unidad de cuidados intensivos de Universidad de Ontario Occidental, Canadá, se encontraron con un caso muy extraño.
Tras confirmar la muerte de un paciente, los médicos se percataron de algo insólito: el cerebro del recién fallecido seguía funcionando. El caso publicado en Pubmed, menciona que a pesar de que el ritmo cardíaco y la presión arterial habían dejado de funcionar, aún se apreciaban ráfagas de una sola onda delta, algo parecido a lo que suele pasar en el sueño profundo.
De acuerdo con el estudio, también existió una diferencia significativa en la amplitud del electroencefalograma entre el período de 30 minutos antes y el periodo de 5 minutos después del cese de la presión arterial.
El sitio Science Alert informó que hasta el momento los médicos no han podido explicar lo que ocurrió, especialmente porque se trató de un caso aislado. “Lo único que podemos hacer es deducir que hubo algún error a la hora de registrar las mediciones, pero no sabemos con seguridad qué tipo de error fue ya que el equipo médico funciona a la perfección”, dijeron los médicos.
La siguiente imagen muestra cuatro encefalogramas de personas fallecidas. El caso al que se hace referencia en el estudio es el cuarto, donde el color amarillo muestra la actividad cerebral 10 minutos después de la muerte clínica de la persona.
Al final, los especialistas argumentaron que el corazón y el cerebro tienen diferentes momentos de cese de actividad.
