Como médico seguramente eres consciente de los efectos negativos que la contaminación puede producir en los aparatos circulatorio y respiratorio de tus pacientes; sin embargo, un nuevo estudio ha encontrado por primera vez partículas de contaminación incrustadas en el cerebro, mismas que podrían llegar a producir alguna especie de daño cerebral.
De acuerdo con un estudio llevado a cabo en la Universidad de Lancaster, cuyos resultados fueron publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences, existe evidencia suficiente para asegurar que partículas diminutas llamadas magnetitas, las cuales pueden ser producidas por la contaminación aérea, son capaces de adherirse al cerebro a través del aire que respiramos cotidianamente.
Para alcanzar tan alarmantes conclusiones los investigadores analizaron el tejido cerebral de 37 individuos, de los cuales 29 eran habitantes de la Ciudad de México de entre 3 y 85 años de edad, en tanto que los 8 individuos restantes eran pobladores de la ciudad inglesa de Manchester.
“Es completamente asombroso. Cuando estudias el tejido cerebral puedes ver las partículas distribuidas entre las células, sin embargo, cuando realizas la extracción magnética de estas partículas es cuando te percatas que existen millones de ellas, millones de partículas en un solo gramo de tejido cerebral, eso es un millón de oportunidades de hacer algún daño” –Barbara Maher, autora principal del estudio-
Asimismo dentro del estudio se señala que si bien la magnetita puede generarse de manera natural dentro del tejido cerebral, ésta tiene cualidades muy distintas de aquellas que se incrustan en el cerebro por efecto de la contaminación. De hecho, los investigadores estiman que por cada partícula de magnetita generada de forma natural dentro del cerebro, existen al menos otras 100 que se deben a la contaminación ambiental.
Si bien aún no se ha podido determinar la injerencia que tiene la presencia de estas partículas en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, los especialistas consideran que estos factores podrían aumentar el riesgo de desarrollar alguna de estas enfermedades, por lo que deben de realizarse investigaciones más profundas al respecto.
Vale la pena recordar que a principios de este mismo año la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la contaminación del aire era responsable de hasta tres millones de muertes prematuras cada año.