Investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, crearon una placenta artificial con el objetivo de atender a bebés extremadamente prematuros y evitar su muerte.
Hasta ahora, el sistema ha sido probado con cinco corderos nacidos antes de tiempo, mismos a los que ha ayudado a mantener con vida durante una semana fuera del útero materno.
Esta tecnología posee un mecanismo de oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC) y, con ayuda de una bomba, hace circular la sangre del usuario a través de un pulmón artificial para regresarla al torrente sanguíneo y simular el ambiente intrauterino.
Aunque los investigadores reconocen que su trabajo es preliminar, pues faltaría al menos una década para afinarlo, señalan que han abierto las puertas a “un hito importante que nos da la promesa de revolucionar el tratamiento de la prematuridad”.
El principal objetivo de los creadores de la placenta artificial es ayudar a los bebés prematuros, nacidos antes de la semana 24 de gestación, a evitar riesgo de invalidez o muerte y lograr que continúen el desarrollo de órganos críticos fuera del vientre materno al simular el ambiente intrauterino y sostener su circulación así como el intercambio de aire que necesita el bebé sin recurrir a ventilación mecánica.
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