Investigadores de la Universidad de Quebec, en Canadá, en colaboración con el Instituto Indio de Tecnología de Kanpur, desarrollaron un novedoso sensor óptico capaz de detectar la bacteria E. coli en distintas temperaturas, algo que hasta ahora no había logrado ningún otro dispositivo.
Uno de los grandes retos en la utilización de fibras ópticas para la detección de bacterias consisten en que los cambios de temperatura pueden alterar sus propiedades y ofrecer lecturas inexactas, no obstante, los investigadores añadieron un componente que permite detectar la presencia del patógeno en un amplio rango de temperaturas.
Saurabh Mani Tripathi, uno de los investigadores, ha asegurado que “la insensibilidad de temperatura hace que el sensor sea más práctico para aplicaciones en exteriores, como la supervisión in situ de depósitos de agua”.
A diferencia de los recursos convencionales que tardan horas en desempeñar esta tarea, el sensor usa bacteriófagos que se colocan en una superficie de fibra óptica donde se sujetan las bacterias E. coli a partir de una muestra. Posteriormente, al incidir una luz en dicha superficie, la presencia de la bacteria desplaza la longitud de onda, alertando sobre la aparición de la misma.
El equipo de investigación informó que está buscando vías para comercializar su invento y estima que en un futuro vendería unidades portátiles con costo aproximado de mil dólares.
El trabajo fue publicado en la revista Optics Letters de la Optical Society.
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