Los cambios en los niveles de dopamina (que es una sustancia química del cerebro asociada a la motivación), puede ayudar a explicar por qué el estrés en la infancia pueden conducir a problemas de comportamiento duraderos, según se desprende de un nuevo estudio realizado en roedores publicado en la revista “Neuron”.
Los expertos, saben desde hace tiempo, que las experiencias negativas en los primeros años de vida de los roedores y otros mamíferos, incluidos los humanos, pueden afectar al desarrollo social posterior. Estudios anteriores en ratas, por ejemplo, han descubierto que la limitación de camas hace que las ratas madre manipulen bruscamente a las crías, lo que repercute en el comportamiento social de estas a lo largo de su vida. Sin embargo, no estaba claro qué cambios se producían exactamente en el cerebro como resultado de esa adversidad.
Se relaciona el estrés en la infancia con el aumento de los niveles de BLA en el cerebro
El estudio, ha sido dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de Grossman de la Universidad de Nueva York. Los investigadores relacionan el estrés en la infancia repetido con el aumento de los niveles de dopamina en la amígdala basolateral (BLA), una región del cerebro que desempeña un papel fundamental en la formación de la memoria.
Cuando alojaron a las ratas madre y a sus nuevas crías en condiciones estresantes mientras las criaban, las crías estresadas tenían, aproximadamente, el doble de actividad en la BLA en comparación con las criadas en un nido más cómodo. A su vez, el primer grupo pasó, al menos, un 90 por ciento menos de tiempo cerca de sus madres y más de un 30 por ciento cerca de otras crías en comparación con el segundo grupo.
“Nuestros resultados sugieren que la liberación repetida de dopamina en la amígadla basolateral desempeña un papel clave en el desarrollo social de los bebés…Como resultado esta región del cerebro puede ser un objetivo prometedor para entender o incluso tratar los traastornos psiquiátricos que pueden interferir con la interacción social, como el autismo, la ansiedad y la depresión”, tal y como ha determinado la doctora Maya Opendak, autora principal del estudio.
El incremento de niveles de dopamina deterioró su comportamiento social
Como parte del estudio, los autores bloquearon artificialmente la liberación de dopamina en el BLA de los bebés angustiados y descubrieron que el comportamiento social volvía a la normalidad. Por el contrario, el aumento de los niveles de dopamina en las crías criadas en condiciones no estresantes deterioró su comportamiento social.
Opendak, investigadora postdoctoral del Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la NYU Langone Health, señala que el aumento de la actividad del BLA y el deterioro social solo se producían en las crías que estaban estresadas en presencia de su madre. Si experimentaban el estrés en la infancia solos, no mostraban ningún signo de estos problemas. Opendak sugiere que la activación repetida del BLA, que ya se sabe que desempeña un papel clave en el aprendizaje de las amenazas, induce a los bebés a asociar a su madre con el peligro.
El estudio solo exploró el efecto de una sola sustancia química en una vía cerebral, señalando que el comportamiento social implica una intricada red de células y otras vías que aún deben ser descubiertas.