Varios estudios han relacionado el consumo del té verde con la reducción de la aparición del Alzheimer.
A pesar de esta vinculación, la ciencia aún no tenía claro cuáles son los mecanismos que ayudarían a que esto ocurra. Pero un estudio de la Universidad de McMaster, en Canadá, descubrió un compuesto que alteraría la formación de placas tóxicas que causarían el desarrollo de la enfermedad.
Los investigadores hallaron que el galato de epigalocatequina (EGCG), un polifenol del té verde, tendría la capacidad de detener la formación de placas beta-amiloide, una característica básica del Alzheimer.
El estudio publicado en la revista Journal of the American Chemical Society informó cómo el EGCG ayudaría a evitar la formación de placa beta-amiloide, lo que podría convertirse en una estrategia de prevención para evitar la aparición de la enfermedad.
A través de resonancias magnéticas descubrimos que el EGCG remodela los oligómeros beta-amiloides para evitar la formación de las placas nocivas. Sabemos que no existe cura para el Alzheimer una vez que han empezado los síntomas, pero en un futuro podríamos ofrecer extractos del té verde o sus derivados, tal vez 15 o 25 años antes de que aparezcan los síntomas, para impedir el desarrollo de la enfermedad. Ahora nuestro principal problema será encontrar la manera de modificar el EGCG para administrarlo directamente al cerebro.
