¿Alguna vez has creído que puede hacer algo simplemente porque has observado varias veces como lo hace un profesional?, si tu respuesta fue afirmativa, entonces quizás comprendas como es que la recepcionista de una clínica en Gran Bretaña se sintió con el conocimiento y autoridad suficientes para negar la atención a un pequeño que padece del “peor caso de varicela jamás visto”.
La historia de Sarah Allen y su pequeño hijo Jasper, de 2 años de edad, comienza una mañana cuando la madre de éste se percata de la aparición de cientos de puntos rojos por todo el cuerpo de su hijo, por lo que, como toda madre preocupada, de inmediato toma el teléfono y se dispone a hacer una cita médica; sin embargo, no contaba con que la recepcionista de la clínica en cuestión era experta en enfermedades y decidiría que la varicela de su hijo no requería la atención de ningún médico.
“Toda madre cree que su hijo tiene un caso grave de varicela”, fue la respuesta que recibió la afligida mujer por parte de la recepcionista; sin embargo, no decidió quedarse con el “diagnóstico” de la asistente del médico y acudió a la clínica, donde le fueron prescritos algunos antibióticos para tratar la infección.
Pese al tratamiento indicado por los médicos en la clínica, Sarah no fue capaz de percibir ninguna mejora en su hijo, por lo que decidió acudir a la Sala de Urgencias del Hospital Hinchingbrooke, donde fue rápidamente admitido, pasando los próximos 5 días internado con goteo intravenoso, antivirales, antibióticos y morfina.
Los médicos explicaron a la mujer que se trataba del “peor caso de varicela que jamás hubieran visto” e incluso consideraron ponerse en contacto con varios de los diarios médicos más prestigiados debido a la rareza del caso, pues hasta el momento no han podido explicar la agresividad con la que el virus atacó al pequeño Jasper.
Seguramente a lo largo de tu carrera profesional has visto cientos (o quizás miles) de casos de varicela; sin embargo, dudamos que hayas observado alguno tan extremo como el que afectó al pequeño Jasper… ¿o sí?
