Con 28 años de edad y tras someterse a un implante cerebral para ser conectado a una interfaz cerebro-computadora desarrollada por investigadores de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, Nathan Copeland, un paciente con tetraplejía ocasionada en un accidente de tránsito 10 años atrás, pudo recuperar el tacto.
Los investigadores dieron a conocer a través de la revista Science Translational Medicine esta tecnología que permitiría a personas como Nathan volver a sentir mediante un brazo robótico controlado por la mente.
El equipo de científicos usó microelectrodos implantados en la corteza somatosensorial para crear estimulación capaz de generar sensaciones como si fueran las de la mano propia.
Andrew B. Schwartz, coautor de esta investigación, detalló que el hallazgo más importante es que “la microestimulación de la corteza sensorial puede provocar una sensación natural en lugar de un hormigueo”.
Destacó que la estimulación “es segura, y las sensaciones evocadas son estables durante meses, aunque todavía hay que seguir investigando para que los pacientes consigan hacer mejores movimientos”.
El presente logro se suma a los éxitos de este equipo de investigación que, previamente, ayudó a Jan Scheuermann (2012), una mujer tetrapléjica por enfermedad degenerativa, a recoger objetos mediante un brazo robótico controlado por la mente y a Tim Hemmes (2011), paralizado por un accidente de motocicleta, a tocar la mano de su novia con la misma técnica.
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