Gracias a los avances tecnológicos, los científicos tienen cada vez mayores posibilidades de desarrollar diversos tratamientos para combatir, por ejemplo el cáncer de mama, como lo hicieron investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, quienes han trabajado en un dispositivo subdérmico capaz de mejorar la supervivencia de las mujeres a esta enfermedad.
Fabricado con un material biodegradable aprobado por la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EE. UU., el cual suele usarse en la elaboración de suturas y apósitos para heridas, el dispositivo está hecho para implantarlo bajo la piel de las pacientes y atraer las células cancerosas a fin de retrasar el desarrollo de tumores metastásicos y ampliar con ello el tiempo en que pueden aplicarse otro tipo de terapias.
Para probar la efectividad del presente desarrollo se recurrió a modelos animales de ratones en los que se detectaron altos porcentajes de células tumores en el implante tras cinco días en uso sin rastros de metástasis en órganos como hígado, pulmón o cerebro.
Al comparar ratones con implantes con aquellos roedores sin el dispositivo, el equipo de investigación reportó que a los 15 días hubo 64 por ciento menos células cancerosas en hígado y 75 por ciento menos en cerebro en el primer grupo, resultados que sugieren la efectividad de esta tecnología en el retardo del progreso de la enfermedad.
Jacqueline S. Jeruss, uno de los autores del estudio publicado en Cancer Research (“Enhanced Survival with Implantable Scaffolds That Capture Metastatic Breast Cancer Cells In Vivo”), el cual da cuenta de los detalles de este dispositivo, hizo hincapié en que se requieren “mejores métodos de detección para identificar metástasis en un punto en el que se pueden realizar tratamientos para retrasar el progreso de la enfermedad”.
Sin embargo, los investigadores han reconocido que su creación no cura ni previene la metástasis, sino que apenas permite su tratamiento temprano.
Por ello, los investigadores ahora se dedicarán a un protocolo de ensayo clínico con pacientes con cáncer de mama en estadio temprano para comprobar su efectividad, pues esperan que algún día pueda usarse para advertir sobre la presencia de la enfermedad en personas con algo riesgo de presentarla debido a su predisposición genética.
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