Mónica de la Luz Corea Téllez de la Escuela Superior de Ingeniería Química e IndustriasExtractivas (ESIQIE) y Jorge Isaac Chairez Oria de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (UPIBI), explicaron que el dispositivo tiene la finalidad de evitar el cierre de las arterias o vasos sanguíneos una vez que han sido destapados.
Mencionaron que el stent estará fabricado con un polímero de poliácido el cual tendrá la capacidad de degradarse por efecto de la erosión y servirá como dosificador de una sustancia activa. Los investigadores dijeron que las primeros resultados indican que el material tiene una vida de tres meses, aunque se encuentran trabajando para que dure al menos seis.
Durante los experimentos los especialistas lograron un éxito del 85% de adsorción de diferentes medicamentos en la matriz polimérica y una desorción del 100%, esto en tan sólo 336 horas. Mencionaron que el proceso de liberación del medicamento se realizó al mismo tiempo a la degradación del biopolímero.
“Simulamos el proceso de degradación de manera estática y dinámica. Nos dimos a la tarea de colocar placas cubiertas del biopolímero y verificamos cómo se degradaban al colocarse en un frasco. Más tarde, durante la etapa dinámica probamos con un sistema que representó el torrente sanguíneo, las arterias, cómo se colocaría el stent, cuál sería el flujo que atravesaría por todo el circuito, de qué manera degradaría y adsorbería el material”, dijeron los investigadores.
En cuanto al funcionamiento del stent, explicaron que diseñaron un sistema para colocar un tubo de vidrio donde se colocó una placa recubierta con el polímero. Con ayuda de una manguera (misma que simuló las arterias) y solución salina (medicamento) se representó el flujo que tendría la sangre sobre el circuito. Posteriormente se analizaron las velocidades de degradación.
Finalmente, comentaron que estudiarán la posibilidad de imprimir el stent en 3D y de esta forma analizarán los tiempos de degradación y realizarán pruebas in vivo e in vitro.
