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Modifican genéticamente la bacteria de la salmonella para combatir el cáncer cerebral

Investigadores de la Universidad de Duke han logrado alterar la genética de la Salmonella typhimurium para lograr que se alimente de tumores cerebrales agresivos.
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, anualmente se presentan en el mundo decenas de millones de casos de salmonelosis, la infección de transmisión alimentaria más común que existe, y que únicamente en Estados Unidos cobra la vida de aproximadamente 400 personas cada año. Sin embargo, gracias a la ciencia médica dentro de poco la salmonella podría comenzar a ser vista con otros ojos, especialmente por quienes padecen cáncer cerebral.

Recientemente investigadores de la Universidad de Duke lograron alterar genéticamente a la Salmonella typhimurium para cambiar su comportamiento habitual y evitar que atacara el tracto gastrointestinal humano, para en su lugar concentrarse en una de las formas más agresivas de cáncer cerebral conocidas por la medicina: el glioblastoma.

Como bien sabes, el glioblastoma es extremadamente agresivo, pues únicamente el 10 por ciento de las personas diagnosticadas con este tipo de cáncer logran vivir más allá de 5 años, mientras que el promedio es de tan sólo 15 meses.

Ante tal panorama, la ineficacia de los tratamientos convencionales (quimio y radioterapia) y el riesgo que implica una neurocirugía, los investigadores de la institución educativa decidieron optar por la manipulación genética de la salmonella, transformándola en un “misil teledirigido” que resulta inofensivo para el paciente.

Para conseguir su objetivo, los científicos lograron inducir en la bacteria una deficiente perpetua de purina, aminoácido crucial para su supervivencia y que se encuentra en exceso en los tumores de este tipo, por lo que una vez inyectada en el cerebro la bacteria comienza a alimentarse y reproducirse dentro del tumor a un ritmo bastante acelerado. Asimismo el equipo instruyó a la bacteria para producir dos compuestos que provocan la autodestrucción de la célula en ambientes bajos en oxígeno, como el interior de un tumor, asegurándose así que eventualmente tanto el tumor como las bacterias mueran.

Uno de los mayores retos que existe al lidiar con el glioblastoma consiste en que el tumor se encuentra disperso y no muestra ningún límite claro, lo cual dificulta su completa remoción quirúrgica. Entonces diseñar una bacteria que se mueva y encuentre estos tumores distribuidos por todo el cerebro es sumamente emocionante”, señaló Ravi Bellamkonda, autor del estudio.

Cabe destacar que en pruebas con roedores, el 20 por ciento de estos logró sobrevivir por un periodo de 100 días, equivalentes a 10 años humanos, es decir el doble de esperanza de vida con el que cuentan los pacientes actualmente.

Sin lugar a dudas una interesante investigación que podría mejorar las probabilidades de muchos pacientes que padecen de este tipo de cáncer y de la cual habrá que mantenerse al pendiente.

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