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No poder dejar el cigarro se debe a una diferencia neurobiológica
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No poder dejar el cigarro se debe a una diferencia neurobiológica

Los circuitos de control de la inhibición de las personas con alta dependencia al tabaco no funcionan adecuadamente y por eso no pueden dejar el vicio.
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Dejar de fumar depende en buena medida de la fortaleza o la debilidad de las conexiones del circuito de control de la inhibición del cerebro, al menos así lo señalan investigadores de la Universidad Médica de Carolina del Sur en Charleston, Estados Unidos.

Los investigadores explican que los fumadores con más dificultades para dejar el tabaco tienen circuitos de control de la inhibición interrumpidos y/o no funcionan correctamente. Fumar además es un comportamiento automatizado que requiere de la inhibición de los circuitos cerebrales específicos. 

Brett Froeliger, director de esta investigación publicada en la revista JAMA Psychiatry, explica que el cerebro cuenta con una red de control de la inhibición para los comportamientos automatizados, red que comienza en el giro frontal inferior y termina en el tálamo tras recorrer la corteza prefrontal, pero esta red se encuentra interrumpida en el cerebros de los fumadores, lo que dificulta que sus comportamientos automatizados sean bloqueados a nivel cerebral. 

Así lo hallaron en 81 adultos fumadores con elevada dependencia a la nicotina a los que se les analizó sus redes de control de la inhibición durante 10 semanas. Los participantes se sometieron algunas pruebas en las que debían usar sus controles de inhibición, estos exámenes consistían apretar botones por algún tiempo para conocer sus reacciones automatizadas. Mientras llevaban a cabo estas pruebas, los investigadores midieron los niveles de oxigenación de la sangre en el cerebro, lo que permite ver cuánta oxigeno emplea el cerebro para bloquear una respuesta automatizada.

Después de las diez semanas, los participantes que lograron dejar de fumar, presentaron niveles inferiores de oxigeno que aquellos quienes no pudieron dejar de fumar.

Lo que significa que entre mayor sean los niveles de oxígeno, al cerebro le cuesta más trabajo abstenerse de llevar a cabo acciones automatizadas.

Los investigadores también observaron que aquellos que habían podido dejar de fumar, tenían conexiones más fuertes entre las regiones cerebrales implicadas en el control de la inhibición. estas diferencias en neurobiológicas entre participantes pueden ayudar a entender por qué ciertas personas tienen más dificultades para dejar el cigarro.

Hasta el momento, los científicos continúan evaluando fármacos que puedan reforzar la comunicación en el circuito de control de la inhibición de las personas mayor dependencia al tabaco.

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