Los médicos tienen fama de ser poseedores de una mala caligrafía (no en vano se utiliza la expresión “letra de médico” para hacer referencia a alguien cuya caligrafía es prácticamente ilegible), siendo los farmacéuticos los únicos aparentemente capacitados para descifrarla. Incluso en ocasiones el propio médico batalla para encontrar sentido en sus propias palabras, problema que lejos de ser un simple estereotipo puede tener consecuencias verdaderamente graves.
De acuerdo con un informe realizado por la Academia Nacional de Ciencias del Instituto de Medicina (IOM), anualmente 1.5 millones de estadounidenses son erróneamente medicados, siendo la principal causa de ello la caligrafía del médico. Asimismo se calcula que año con año mueren en la Unión Americana cerca de 7 mil personas por esta causa.
Ante dicha problemática es que diversas empresas del sector salud han creado iniciativas que promueven la utilización de recetar electrónicas, mismas que muchos médicos han comenzado a emplear para evitar problemas en la medicación de sus pacientes; sin embargo, la tasa de adopción de este tipo de prescripciones es aún demasiado baja (aproximadamente el 10 por ciento). 
Pero, dejando de lado el hecho de recibir un medicamento de forma errónea, existen otros problemas que pueden derivarse de una mala caligrafía por parte del médico, pues está demostrado que una mala interpretación por parte del paciente puede derivar en un mal seguimiento del tratamiento y con ello el agravamiento de la enfermedad e incluso la muerte.
OK, pero… ¿cómo evitarlo?
Con el fin de evitar lo anterior, en algunos países incluso se han instaurado leyes que obligan a los médicos a escribir de una forma clara para evitar confusiones. Tal es el caso de España, donde el Real Decreto 1718/2010 dicta que, “ Todos los datos e instrucciones consignados en la receta médica deberán ser claramente legibles”
Incluso existen estudios sobre la mala letra de los médicos. Tal es el caso de un artículo científico titulado “La verdad de la legibilidad de la letra de los médicos”, el cual data de 1976, y en el cual se comparó la caligrafía de personas dedicadas a diferentes profesiones, siendo la conclusión que, “en todos los tests la letra de los médicos resultó significativamente peor. Así, la única conclusión que puede establecerse a partir de estos resultados es que la letra de los doctores es realmente menos legible”.
Quizás la explicación más aceptada de la mala caligrafía de los médicos tiene que ver con su formación académica, pues en esta carrera los apuntes son de vital importancia, y para asegurarse de seguir las explicaciones de sus profesores han debido escribir cada vez más rápido… y feo.
Sea como sea, lo cierto es que un error de interpretación en una medicina puede no sólo derivar en la exacerbación del cuadro clínico del paciente o su muerte, sino también en algunos problemas legales para el médico detrás de la prescripción. Por ello te recomendamos seguir los siguientes consejos la próxima vez que realices una prescripción con el objetivo de reducir al mínimo la posible aparición de problemas.
No cabe duda que el problema de las recetas ilegibles no es un asunto que deba ser tomado a la ligera; sin embargo, también es importante dejar en claro que es un asunto que atañe a médicos y pacientes por igual, por lo que también es deber de los pacientes leer su receta y aclarar cualquier duda que pueda existir con el médico tratante. Hacerlo así evitará que se cometan errores que pueden llegar a ser irreversibles.
