Todas las personas tenemos aspiraciones y “objetivos vitales” para sentirnos plenos, sin embargo, cada quien vive circunstancias muy particulares que pueden obstaculizar la autorrealización.
Por ello, resulta conveniente que hagamos una breve reflexión sobre lo que interfiere con la realización del médico emprendedor, pero no desde un punto de vista externo, sino desde el interior del individuo, donde surgen los más grandes peligros puesto que, muchas veces, somos inconscientes de que nosotros mismos damos vida y poder a los obstáculos. ¡Toma nota!
1. Miedo a uno mismo
Los seres humanos somos educados en contextos en los que es natural aprender a distinguir entre actitudes y emociones “malas” y “buenas”, de modo que tendemos a censurar algunas reacciones y actos que, incluso, resultan funcionales ante circunstancias especifica, por ejemplo, al expresar incomodidad o molestia en entornos adversos.
Aunque no se trata de ir por la vida peleando ni generando controversia con todo mundo, el médico emprendedor tiene que brindarse la oportunidad de aceptar lo que siente y expresarlo de forma constructiva, por ejemplo al exponer inconformidades con sus colaboradores o colegas.
2. Estereotipos
Mientras el médico emprendedor se aferre al estereotipo del galeno perfecto le será imposible conocerse a sí mismo y a sus capacidades, ya que se la pasará atendiendo al “deber ser” impuesto por quienes lo rodean.
Pensar que el facultativo tiene que ser perfecto para conservar la buena imagen ante la sociedad es generar presión innecesaria.
Mientras en la consulta se espera el mejor desempeño posible, puesto que se ha preparado para poner a disposición del paciente sus conocimientos a fin de ayudarlo a atender un problema de salud (lo que no lo exime de cometer errores), es seguro que no haya recibido amplia instrucción sobre su desenvolvimiento empresarial, de modo que no es de extrañar la presencia de fallos en este sentido.
Por tanto, construir y autoimponerse el estereotipo de un médico emprendedor exitoso resultaría un gran obstáculo más que un incentivo para alcanzar objetivos.
3. Negación del pasado
Sin excepción alguna, los fracasos y frustraciones están presentantes en la historia de vida personal y profesional del ser humano; sin embargo, el problema surge cuando el individuo es incapaz de superarlos y lucha incansablemente por tratar de compensar esos fallos.
Al respecto, sólo cabe decir que es necesario aceptar y reinterpretar las carencias del pasado a fin de darles un sentido amable y funcional en el presente. Pongamos un sencillo ejemplo con el galeno que no logró acreditar su examen de residencia; aunque esto pude ser una gran decepción, no significa que deje de ser médico, sólo que tendría que aprender de la experiencia y proponerse encaminar sus pasos hacia otras metas.
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