Seguramente tienes pacientes con hipertensión arterial que gustan de consumir alimentos con altas dosis de sal.
La escena de rociar el salero sobre la comida como si no hubiera mañana es algo muy común entre miles de personas, pero ahora, una investigación realizada por científicos de la Universidad de Kentucky ha arrojado nuevos datos al respecto.
Los resultados fueron presentados en la reunión anual de la American Heart Association, y en ellos se indica la presencia de una variación genética que hace que las personas sientan una especial necesidad por consumir alimentos excesivamente salados.
Esta variante ha sido detectada en el gen TAS2R38, el cual, ya había sido vinculado con la preferencia por los alimentos amargos”, dijeron los investigadores.
A decir de los encargados de este trabajo de investigación, el presente hallazgo presenta interesantes cuestiones. Una de ellas tiene que ver con que el gusto por los sabores amargos y salados tiene raíces similares, sin embargo los científicos también creen que esta asociación puede estar basada en un mecanismo del organismo para lograr que la sal enmascare el sabor amargo.
Y existe otra cuestión mucho más práctica, que nos lleva a que este descubrimiento abre la posibilidad a futuras investigaciones para tratar de conseguir que esas personas que sienten una atracción desmesurada por la sal, moderen dicho impulso para evitar futuros problemas de salud”, informaron los investigadores.
