Sin duda las nuevas tecnologías se ubican como grandes aliados en la industria de la medicina. Los avances en la materia han permitido en desarrollo de soluciones, herramientas y recursos capaces de optimizar la certeza de los diagnósticos, el tratamiento de diversas enfermedades así como los programas de atención al paciente en más de un sentido.
No obstante, al mismo tiempo, la tecnología impone nuevos desafíos para el sector médico que van desde la exigencia de una constante actualización en conocimientos y habilidades en ramas mucho más específicas hasta lidiar con pacientes que, con accesos cada vez más abiertos a la información, asumen tener el conocimiento y las herramientas para tratar sus padecimientos de manera autónoma y sin la supervisión de un profesional de la salud.
Los números indican que tan sólo en Estados Unidos, por ejemplo, más del 60 por ciento de los pacientes recurre a internet para solucionar sus dudas sobre temas de salud, antes que acudir con un especialista.
Aunque es cierto que diversas aplicaciones, sitios y buscadores en línea han modificado algunas de sus funciones para atender con mayor eficiencia y seguridad a estos pacientes online, es cierto que aún existen brechas importantes en cuanto a la veracidad de los contenidos relacionados que circulan en línea, lo que para el sector salud es sin duda un importante riesgo que, a la vez, supone un gran problema a solucionar.
Un estudio realizado el año pasado por Harvard Medical School y RAND Corp. encontró que entre los 23 revisores de síntomas más populares en línea, sólo una tercera parte enlistaba el diagnóstico correcto en la primer oportunidad, mientras que la mitad lo hacia luego de tres sugerencias y el 58 por ciento dentro de los 20 primeros resultados. De hecho, otras investigaciones apuntan que al buscar en sitios como Google, los pacientes sólo son capaces de encontrar el diagnóstico correcto a una enfermedad el 50 por ciento de las ocasiones.
La solución a este problema es un tema complejo que demanda una mayor colaboración entre todos los jugadores involucrados en el sector salud; desde laboratorios y farmacéuticas, hasta médicos, instituciones de salud y pacientes deben de trabajar para combatir el problema.
Sin embargo, desde una posición como profesional del sector es posible realizar pequeños cambios que, en menor o mayor medida, contribuyan a virar esta debilidad en una fortaleza a favor de mejores sistemas y soluciones de salud.
A continuación compartimos tres consejos básicos al respecto:
Información útil a la mano
Gracias a las nuevas tecnologías, as personas han tomado seriamente las riendas de los tratamientos que deben realizar y qué medicamentos comprar, por ejemplo. La percepción de sentir que poseen la información necesaria para evitar lo abrumador que puede ser una consulta con el médico es uno de los principales motores que mantiene a la alza el diagnóstico online.
Como médico, es vital recomendar sitios en los que se encuentre información puntal, acertada y verificada que permita al paciente entender y conocer más sobre sus padecimientos.
Habla con personas no con pacientes
El acceso a internet ha disminuido la percepción sobre los médicos como autoridad única en el campo de la salud. Las personas se sienten juez y parte de esta ecuación. En este sentido, es fundamental crear comunidades y círculos de integración en línea que, guiados por un especialista permita establecer un diálogo entre personas antes que entre clientes o pacientes, con el fin de mejorar el correcto entendimiento de cada padecimiento.
Investiga, recomienda y actualiza
Desde grandes laboratorios y empresas relacionadas con la salud hasta importantes firmas de tecnología han desarrollado soluciones de gran valor y certeras que permiten a las personas consultar información relacionada con la salud y diversos padecimientos desde un smartphone.
Como médico actualizase en este sentido para mejorar la orientación al paciente es pieza clave.
