La Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos define a las aplicaciones móviles (mobile app) como programas de software que se ejecutan en smartphones, tablet y otros dispositivos portátiles, aunque también pueden referirse a los accesorios que se conectan a un teléfono inteligente u otros dispositivos de comunicación móvil, o bien, tratarse de la combinación de éstos.
Si bien las aplicaciones móviles pueden ayudar a las personas a supervisar y controlar su estado de salud, acceder a información útil y promover una vida saludable, están creciendo en cantidad y calidad a un ritmo vertiginoso, motivo por el cual la FDA trata de vigilarlas aplicando el mismo enfoque que sigue con los dispositivos médicos.
Dado que la agencia define a los dispositivos médicos como “un instrumento, aparato, implemento, máquina, estratagema, implante, reactivo in vitro, o cualquier otro artículo similar o relacionado, incluyendo una parte componente o accesorio” para curar enfermedades, mitigar padecimientos, ofrecer tratamientos, afectar estructuras o funcionamiento del cuerpo sin ser metabolizados, las aplicaciones médicas móviles se regulan con el mismo criterio que estos dispositivos.
No obstante, la FDA se enfoca en aquellas que considera representan mayor riesgo para los usuarios, cuando no funcionan según lo previsto o su rendimiento no es el esperado.
Por ello, esta agencia americana clasifica a las mobile apps de salud según el riego que representen (para consultar un documento con ejemplos da clic aquí) en Clase I (bajo), II (moderado) o III (alto).
Si bien las aplicaciones móviles cubren una amplia gama de funciones en el cuidado de la salud, hay probabilidad de que impliquen riesgos, pues en el mundo la oferta de recursos de este tipo es enorme.
En una gráfica de Statista elaborada con base en información de la Clínica Universitaria de Friburgo en Alemania, es fácil apreciar que hasta mayo de 2014 ya existían en el mundo miles de mobile apps sobre cuidado de la salud y bienestar, tanto para sistema Android como iOS, por lo que representa una labor titánica el mantener estricta regulación sobre estos recursos digitales.
No obstante, en lo que toca a la FDA, ésta se concentra en vigilar que no supongan mayor riesgo para los usuarios.
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