Cada año ocurren alrededor de 50 millones de muertes, de las cuales, 12.6 millones se deben a la contaminación ambiental. Así lo reportó la Organización Mundial de la Salud (OMS) mediante el documento “Prevenir enfermedades a través de ambientes saludables: un estudio mundial del peso de las enfermedades ligadas a riesgos medioambientales“.
De las muertes ocasionadas por contaminación ambiental, se estima que 26 por ciento corresponde a niños menores de cinco años.
Estos fallecimientos vinculados, por ejemplo, a la exposición a químicos y rayos ultravioletas podrían haberse evitado, pues se tratan de causas prevenibles, motivo por el que el organismo internacional insta a efectuar esfuerzos para limpiar los ambientes laborales y de casa.
Si bien existe mayor conciencia sobre el uso de sustancias cancerígenas como el asbesto y la gasolina con plomo, hay una larga lista de productos químicos cuestionables que alteran al organismo humano, entre ellos metales pesados que afectan el sistema endocrino y causan, entre otros trastornos, problemas hormonales, dismenorrea, resistencia a la insulina, aumento de peso, desarrollo sexual anormal en fetos, enfermedades cardiovasculares, endometriosis, esterilidad y cambios de humor.
Actualmente, más de 80 mil productos químicos cuyo efectos en el organismo humano no han sido estudiados están en uso, perturbando además ecosistemas enteros.
Tal y como describe el cuerpo de investigación de la OMS, muchas enfermedades comunes como cáncer, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, se pueden rastrear llevándonos hasta contaminantes ambientales persistentes en alimentos, aire y agua.
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